03 octubre 2009

Derechos de autor y pensamiento ideológico.


El aciago día de las semifinales del concurso de MESCAL en el incomparable marco del DA2, con la genial exposición de Mark Bijl, descubrí que él sí permitía que la gente realizase fotos de sus obras. Fue una agradable sorpresa de la que salieron bastantes fotografías que seguramente acabe por subir a mi flickr.
Pero lo importante no son las cuatro fotos que pudiese disparar, sino el hecho de que un artista, lo suficientemente relevante como para ocupar una colección entera sobre su obra en el museo de arte moderno, permita a sus visitantes, y en mi caso admiradores, de su trabajo, interactuar con su obra y aportar su granito de arena al contribuir con su perspectiva particular acerca de sus obras.
El incansable esfuerzo que realiza la cuasi-inquitorial SGAE, para evitar que se desvirtué el derecho de propiedad intelectual, que yo consideró primordial, de los artistas, ha llevado a la gran masa a concebir este derecho de forma negativa, obviándolo y despreciándolo hasta puntos sonrojantes. Pero el derecho de la porpiedad intelectual sobre una obra artística o cualquiero otra obra o realización humana que nazca del esfuerzo, la imaginación y el trabajo; no es necesariamente el derecho de enriquecerse con ello, y mucho menos de que se enriquezcan las múltiples sanguijuelas que crecen alrededor de los artistas, como los gusanos que agujerean y escarban las mejores manzanas hasta que acaban con ellos y las abandonan cuando ya son inservibles.
Hay que preservar el derecho intelectual de los artistas, creo que eso es esencial, pero eso no impide la libre distribución de su trabajo o la capacidad de reproducción total o parcial de sus obras, aunque opino que siempre que se haga se debería solicitar permiso y opinión al creador o al menos mencionar al artista original de la obra.
Ese es mi punto de vista, desde mi subjetividad anarquista, compartida por Mark Bijl, quién no creo que lea esto jamás, pero quisiera agradecer el gesto de compartir su obra con todo aquel que sea capaz de apreciarla. A pesar de la distancia, más allá de la geográfica, cultural, temporal, artística y conceptual; nos une un vínculo más poderoso, y es la comprensión similar que hacemos del mundo y de lo que éste debería llegar a ser. Nuestra ideología común hace que estemos unidos por encima de lo fisíco, en el espacio de las ideas.
Esta concepción de las relaciones artista-público debería extenderse, como de hecho está haciendo gracias a internet. El día en que todo el mundo pueda disfrutar del arte, sin exclusiones, será una época enriquecedora para la raza humana.
Saludos YxL

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